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Cuando deseamos tener un espacio donde resalte la naturaleza, la simplicidad y el toque acogedor de las casas de campo y de montaña el mobiliario ideal debe incluir, sí o sí, sillas rústicas.
Elegirlas no es algo complicado, solamente debemos imaginarnos nuestra casa de campo favorita, donde solíamos ir a pasar las vacaciones siendo...
Cuando deseamos tener un espacio donde resalte la naturaleza, la simplicidad y el toque acogedor de las casas de campo y de montaña el mobiliario ideal debe incluir, sí o sí, sillas rústicas.
Elegirlas no es algo complicado, solamente debemos imaginarnos nuestra casa de campo favorita, donde solíamos ir a pasar las vacaciones siendo niños o la cabaña donde nos hospedamos en aquella temporada que pasamos en la montaña, y sabremos exactamente cuál es el tipo de sillas que necesitamos encontrar.
Ahora bien, estas sillas puedes comprarlas en diferentes tiendas, acudir a talleres cercanos al campo para garantizar que hayan sido elaboradas a mano si es lo que deseamos, o bien podemos tener un diseño preciso en mente y pedir su elaboración con un servicio de muebles a medida.
Las sillas rústicas suelen ser diseñadas en torno a la creatividad de los artesanos. Se trata de piezas rudimentarias, fabricadas manualmente y cuidando, en pocas ocasiones, los excesivos detalles, la pulcritud de las líneas y el acabado de las piezas, y justamente eso es lo que las hace tan auténticas y especiales. A pesar de ello, existen algunos modelos de sillas rústicas que han logrado resaltar y convertirse en iconos de este estilo, entre ellos:
Sillas rústicas de enea: este tipo de sillas no suele encontrarse comúnmente, debido a que el procesamiento de la enea se realiza manualmente desde hace décadas y poco a poco se ha perdido la tradición de entretejer sillas rústicas con esta fibra natural tan resistente y de apariencia cálida.
Sin duda, este tipo de sillas son una joya de la decoración rústica, con las que podremos darle un toque de encanto y un aire muy acogedor a nuestro comedor o al espacio donde las coloquemos.
Sillas rústicas coloniales: en este tipo de sillas rústicas predominan líneas más pulidas, acabados más cuidados y un toque de encanto que resalta en detalles tallados, figuras y formas tanto en respaldos como en patas y reposabrazos de estas piezas.
Sin embargo, en su estructura, sus formas y su acabado resaltan las imperfecciones propias de los materiales de fabricación, que permanecen a la vista y en su estado más puro y natural para acentuar la esencia del estilo rústico.
Para fabricar sillas existe una lista realmente larga de materiales vistosos, con diferentes niveles de resistencia y durabilidad. Sin embargo, las sillas rústicas gracias a su esencia campechana son elaboradas en materiales que difícilmente se deteriorarían a pesar de los embates del tiempo.
Por ejemplo, si se trata de sillas rústicas elaboradas en madera, existen modelos muy antiguos como la silla de barrotes estilo Windsor, cuyo origen se dio hace más de 300 años en Inglaterra y que ha tenido innumerables modificaciones hasta convertirse en uno de los modelos predominantes en las decoraciones nórdicas actuales. Esto ocurre a pesar de que estas sillas fueron creadas para un uso constante en jardines y ambientes rústicos rurales.
Y si se trata de sillas de metal, la silla Tolix es uno de los mejores ejemplos de piezas rústicas que han marcado la diferencia en la historia del diseño de mobiliario. Esta también presentó diversas modificaciones en su estructura, especialmente después de que se hizo posible la protección del metal con procesos de galvanización, ya que estas sillas fueron creadas para mantenerse en ambientes externos expuestas a los embates del clima.
Como podemos notar con el modelo Windsor, las sillas rústicas pueden tener cabida en otros estilos decorativos y, sin lugar a dudas esto representa para nosotros un gran beneficio, pero esta no es la única ventaja de estas piezas.
Combinan con otros materiales como el vidrio y el metal.
Aportan un aire hogareño, acogedor, natural y cálido a los espacios donde las coloquemos.
Al combinarlas con otras piezas de madera, propiciaremos ambientes ideales para desconectar, relajarnos y sentirnos en paz.
Son piezas atemporales, difícilmente nos desharemos de ellas porque “pasaron de moda”.
Este aspecto siempre dependerá del uso que le daremos a las sillas. Por ejemplo, para el comedor usamos al menos dos sillas en conjunto con una mesa, podemos colocar un cojín sobre cada silla para darle un toque más acogedor y cómodo a las sillas y disponer de un bonito adorno sobre la mesa para sellar la decoración.
Si solo queremos colocar una silla rústica en nuestra habitación para crear un lindo rincón podemos añadirle al cojín una manta mullida o una alfombra en el suelo para marcar el espacio junto a un taburete alto o una mesita auxiliar.